tag:blogger.com,1999:blog-14189074739223705502024-03-05T12:22:33.487-08:00La paradoja de AquilesReflexiones de la tortuga sobre correr, montañas y libros.Unknownnoreply@blogger.comBlogger9125tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-61538701723250721982014-09-22T09:51:00.000-07:002014-09-22T09:52:57.752-07:00Madrid-Segovia: el corazón de los 100 km<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Este fin de semana hemos
disfrutado de la V edición de los 100 km Madrid-Segovia. Durante unos días
vamos a tener la oportunidad de leer muchas crónicas de los corredores que
participaron. Nos ofrecerán su perspectiva contándonos sus buenos y malos
momentos, la satisfacción de acabar, de mejorar una marca o la decisión
acertada de retirarse cuando una lesión o las fuerzas de cada uno se lo hayan
impedido. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYqZZM2ZRitwANPo2WnkuqkFFwymP2i4NcAhE_ACurimphG1ruWBM0z5rUZM5T7Aj1EcQDPmME3zkRa9yKfzW1bs9cFaPiKWALx9JbmsSL46dvvc-MvVOqMx_n_Sh06W-iqjxlUverSuey/s1600/IMG_20140921_083639.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYqZZM2ZRitwANPo2WnkuqkFFwymP2i4NcAhE_ACurimphG1ruWBM0z5rUZM5T7Aj1EcQDPmME3zkRa9yKfzW1bs9cFaPiKWALx9JbmsSL46dvvc-MvVOqMx_n_Sh06W-iqjxlUverSuey/s1600/IMG_20140921_083639.jpg" height="320" width="240" /></a></div>
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Yo corrí la carrera en 2012<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y
me apunté sin dudarlo en 2013. Desde el mismo momento de cruzar la meta empecé
a pensar en la siguiente edición. Pero una fractura no me dejó preparar la
prueba. Decidí entonces participar como voluntaria para devolver de alguna
manera a otros corredores todo lo que cien voluntarios anónimos me habían hecho
sentir ese día: acompañamiento, cariño, entrega, alegría.... Este año he vuelto
a repetir ayudando porque la experiencia anterior valió mucho la pena. Quiero
que esta aportación sirva de homenaje a ese grupo de más de cien personas que
hacen posible la carrera y por eso voy a contar la crónica de la prueba desde
este otro lado, el del voluntario. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Empezamos calentando motores el viernes por
la tarde, marcando el tramo desde Cercedilla. Otros compañeros están marcando
por la zona de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Barranca y sus cintas
acabarán donde empiezan las nuestras. En todo momento tratamos de pensar en
cómo verá la marca un corredor que llegue por ahí: de día todo puede parecer
evidente, pero cansado y a la una de la mañana las cosas se ven de otra forma. Cruzamos
los dedos para que nadie retire marcas que son esenciales en algunos puntos, (luego
nos enteramos de que desafortunadamente no fue así).<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se nos hace de noche y llueve ligeramente,
así que no podemos terminar todo lo planeado para esa tarde porque además
tenemos un imprevisto técnico (la llave de la cancela que tenemos no
corresponde a la cerradura) y eso nos retrasa bastante. Volvemos a casa. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El
sábado muy temprano, mientras otros compañeros voluntarios están ya en Plaza de
Castilla recogiendo mochilas, volvemos a la zona de Cercedilla a terminar las
marcas y seguir hasta Segovia balizando. La niebla hace su aparición y nos
regala un momento mágico a esa hora en el Alto de Fuenfría, a siete grados de
silencio y frescor. Traqueteando con el coche por la pista llegamos al Corral
de la Desesperada, nuestro avituallamiento, donde hay que dejar las cuatro
ruedas y seguir marcando hacia abajo. Son las nueve de la mañana ya. Otro
equipo de compañeros estará llegando a marcar en la zona de Riofrío a meta. Tardan
tres horas en marcar concienzudamente siete kilómetros, buscando siempre la
mejor opción, dado que a veces es complicado poner la cinta cuando no hay
soportes. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">A las dos de la tarde
estamos de nuevo en el puesto de avituallamiento y empezamos a descargar lo que
trae el camión: ¡600 litros de agua ocupan mucho! Organizamos todo lo mejor que
podemos: isotónico, caldo, fruta... igual que en otros puestos, aparecen las
ollas y cuchillos que hemos traído de casa para montar el puesto y que los
corredores se lo encuentren todo preparado. Las avispas también quieren fruta y
tenemos una batalla durante todas las horas de sol: no queremos que ningún
corredor se lleve un picotazo cuando vaya a por un plátano. Recibo una llamada
desde Fuenfría “Ya baja el primero”, me dice el voluntario.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"> A las 16:09 aparece
el primer corredor. Se detiene poco tiempo, sella y continúa adelante. Las
horas de la tarde se suceden, con la fortuna de que una tormenta que se cernía
a lo lejos decide retirarse al norte. A medida que se acerca la noche empiezan
a bajar las temperaturas y ponemos el caldo y el café a calentar. Jorge maneja
el grifo del agua a la perfección, ayudando a quien lo necesita con su camel,
bidón o vaso plegable. Pienso “recién operado de la nariz y ahí está, sin
sentarse durante no sé cuántas horas ya, removiendo el café a quien no puede
casi ni sujetar el vaso”. Maite ofrece con cada caldo la mejor de sus sonrisas,
animando a aquellos que vienen un poco decaídos o llevándoles el vaso hasta el
sitio donde se han “dejado caer”. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">- Gracias por todo, de
verdad- nos dicen algunos corredores. En otros, basta con la mirada para
entendernos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Graham trata de mantener
la olla a una temperatura adecuada para que nadie se queme con el líquido pero
siempre esté caliente. Mónica sella y apunta los dorsales en una hoja. Entre
Juan y yo nos organizamos con el resto: compactar bidones de agua, cambiar
bolsas de basura, cortar naranjas, mezclar el café, recoger los plásticos que caen por el
suelo... Empiezan a aparecer nuestros amigos de entrenamientos, caras conocidas
que nos dan mucha alegría al ver que vienen frescos y con fuerza suficiente
para acabar bien la carrera. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">A media noche se nos
incorpora un fichaje de última hora. Llega Beto, que acababa de trabajar a las
nueve y no ha querido perder la oportunidad de echar un cable en nuestro
puesto. Así podemos relevar a quien necesite tomarse un respiro. Al cansancio
que de por sí implica el atender el puesto se suma el de tener que explicar
muchas cosas que están en el reglamento de la carrera y que algunos parecen no
haber leído: por qué hay que llevar su propio recipiente de líquido, por qué
hay que ponerse la luz (frontal o de posición), por qué si te has apuntado como
marchador no puedes correr etc. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Entrada la noche llega la
gente muy cansada ya. Nos avisan de la evacuación de cuatro corredores en el
todoterreno de Javier. Cuando se detiene a mi lado para avisarme de que se los
lleva veo sus caras de agotamiento y frío con cierta preocupación.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>- Qué os recuperéis bien, ánimo- <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>les digo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Llega un corredor con unos
problemas musculares tremendos y tratamos de que se recupere envolviéndole bien
en la manta térmica, sentándole y dándole caldo cada rato, pero finalmente se
le evacúa en ambulancia. Entre los corredores hay de todo, alguno baja muy
cansado y de mal humor (todavía recuerdo el “lanzamiento de vaso” del año
pasado de un corredor que se había perdido). Intentamos que no nos afecte. Con
casi 90 kilómetros en las piernas y a las tres de la mañana uno no es muy dueño
de sus actos. Otros corredores son dignos de admiración: gente muy heterogénea,
algunos entrados ya en años, que terminan porque les guía una fuerza de
voluntad y un espíritu de superación inconmensurable. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">A las tres de la mañana
me llama mi compañero de Fuenfría: <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>- Baja el peregrino</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Viene el marchador
escoba. Calculo que en un par de horas podremos empezar a recoger todo. Cuando
llega nos queda la tranquilidad de que por nuestra parte casi hemos acabado. Ya
no hay corredores detrás, aunque todavía están de camino a meta. En tiempo
record, el equipo recoge el lugar: plegar carpa, cargar la basura en la
furgoneta, la bebida sobrante, nuestras ollas, mesas y sillas y hacer una
última inspección del lugar por si hubiera basura que no hemos detectado.
Hacerlo de noche, a la luz del frontal, es un poco complicado. Encontramos un
vaso de plástico a unos cien metros del avituallamiento, menos mal que no se
quedó ahí.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Aprovechamos el viaje de
bajada para quitar la señal del kilómetro 90 y cerrar con candado la barrera
que da acceso a la pista forestal. Son las seis de la mañana y tratamos de
dejar el monte como lo hemos encontrado. </span></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Nos espera un chocolate caliente en
meta, que una compañera voluntaria remueve continuamente “para que no se pegue”,
me dice.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></span></div>
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<!--EndFragment--><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Acaba la quinta edición
de una aventura que sólo es posible por la ilusión, el tesón, la alegría y la
energía de quienes entregan parte de su tiempo libre porque otros puedan
cumplir un reto deportivo y personal muy especial: el de sentirse héroes por un
día.</span><o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-44985356125332982072014-05-04T12:43:00.000-07:002017-12-05T02:10:45.706-08:00Ruta circular de la Mujer Muerta<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_bOB1TqJ1rs5I7H7nICr1A0bmL2r6RkY2j8wYtE2V8XmcRndJaDL_UFLyWpN1q6nT0px1yWh0pzM4Iu-WSpyvB3ChvcAW3PAV9b2fl3wxrKJj0Tv8woZaoaYAbszjUEStY9_oJPrS3X1S/s1600/IMG_20140503_131404.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_bOB1TqJ1rs5I7H7nICr1A0bmL2r6RkY2j8wYtE2V8XmcRndJaDL_UFLyWpN1q6nT0px1yWh0pzM4Iu-WSpyvB3ChvcAW3PAV9b2fl3wxrKJj0Tv8woZaoaYAbszjUEStY9_oJPrS3X1S/s1600/IMG_20140503_131404.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Hacía tiempo que tenía ganas de
hacer esta ruta. Varias veces he visto el valle del río desde Peña del Águila, tan frondoso, con el embalse de las Tabladillas abajo y la cuerda de la Mujer Muerta al
fondo. Así que mi amigo Claudio y yo aparcamos las zapatillas de correr y nos
animamos a hacer la caminata en plan mochila y bocadillos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Empezamos el camino desde la
portilla que sale un poco más arriba de la fuente de Majavilán. Toda esa zona
es conocida para mi y por tanto fácil, no hay que mirar mapa ni pensar. La
subida hacia el collado de Marichiva por el camino de puntos rojos presagia las
siguientes, mucho más duras y desprotegidas. Ya en el collado nos encontramos
con algunos caminantes que están tomándose el bocata, pero preferimos dejar el
momento de descanso para la cima de Montón de Trigo. Subimos al “Montón de
piedras” por el camino tradicional, atravesando Cerro Minguete y hacemos una
parada de té caliente y bizcocho para reponer fuerzas. El día es muy claro y podemos ver
las cumbres nevadas de Gredos en la distancia. Desde Montón de Trigo la figura
de la Cuerda de la Mujer Muerta es impresionante, con algunos neveros que
todavía aguantan a pesar del sol y el calor. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Al bajar hacia el siguiente
collado compruebo que el GPS ha muerto, probablemente se le han acabado las
pilas. SIEMPRE llevo pilas de repuesto y nunca las he necesitado, menos hoy…
que sucede justo lo contrario La
siguiente cumbre es La Pinareja, el punto más alto del recorrido y la subida
más abrupta: mucho canchal de piedra y pendiente muy acusada. Como el recorrido
crestea casi todo el tiempo, no me preocupo por no tener el GPS, se ve muy claro por donde
ir. Además tengo el mapa en papel para cuando dejemos la cuerda y estemos en el
valle cerca del embalse., aunque no cubre toda la zona por la que tenemos que
pasar. Esto será un problema, como comprobamos más tarde.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
En la Peña del Oso nos da la hora
de comer, así que bocadillo y cerveza fría, que había venido bien resguardada
en una funda especial para botellas. La parada es bastante larga, en una repisa de rocas donde no sopla el aire. Antes de irnos, hacemos la foto de rigor con los ositos del vértice geodésico y seguimos el
camino. Cuando llegamos al Pico del Pasapán ya solo queda lo fácil. El problema
es que mi mapa en papel acaba ahí y toda la zona de senda que debía llevarnos
hasta la presa la hacemos a ciegas. Fruto de todo esto es un camino que debimos
tomar y no vimos, y un atroche por la ladera, bajando por una pendiente
bastante inclinada aunque cómoda, toda de hierba “acolchada”. Al llegar al
camino grande que discurre en paralelo al río a la salida del embalse pensamos
estar mucho más hacia el noreste de lo que en realidad estábamos y continuamos
equivocadamente el curso del río Moros hacia abajo. El embalse no aparece
porque lo habíamos dejado atrás sin saberlo, así que, conscientes de que no
estamos donde creíamos estar, entre desandar lo andado y buscar otra
solución, tiramos de altímetro y tomamos la decisión de subir
200 metros de desnivel a campo través para dar con un camino que aparece en mi
mapa en papel en la cota de 1600 metros y NECESARIAMENTE debía estar por encima
de nosotros si encontrábamos un buen sitio para cruzar el río. Vemos una zona piedras que pueden servir de
puente y cruzamos: Claudio en dos zancadas precisas, yo torpemente, metiendo el
pie en el agua y casi resbalando (cómo no, marca de la casa). Después todo para arriba. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Doscientos metros
de desnivel en un trozo tan corto es un sufrimiento para los gemelos y con tantas
horas y desnivel en las piernas estábamos ya rezando para que apareciese el camino. Cuando
llega Claudio un poco más arriba y me hace una señal con la mano, sé que
ha encontrado la “autopista”: por fin un camino ancho y llano para dar tregua a
los músculos. Ya en el camino nos
volvemos a “situar” en el mapa. Aparece el refugio de la Vaqueriza a nuestra
izquierda: qué bien sienta saber dónde estás.
Caminamos un poco y tomamos una subida a la derecha que nos lleva en
unos cientos de metros hasta el collado de Marichiva de nuevo. Bajamos por la
misma senda que hicimos a la ida y terminamos la circular reponiendo fuerzas en
Cirilo, como manda la tradición. <o:p></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXBgM82eda1zWtPlCQRcpdgeqDMn4zF1OSCAxItqifcrX9MXL4585LNp_FnVEmXdAC-jNckCn7kV2qtoUX1TTCh9pv6wEUnIlvd0iNSCWvGx8pLcsrVHe44sAIUcS2kOdfu_xwqlRcRMiM/s1600/IMG_20140503_132956.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXBgM82eda1zWtPlCQRcpdgeqDMn4zF1OSCAxItqifcrX9MXL4585LNp_FnVEmXdAC-jNckCn7kV2qtoUX1TTCh9pv6wEUnIlvd0iNSCWvGx8pLcsrVHe44sAIUcS2kOdfu_xwqlRcRMiM/s1600/IMG_20140503_132956.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Nuestros relojes no se ponen de
acuerdo y nos dan distancias diferentes: algo más de 21 o 25 km. Yo creo que son unos 24, que me parece la distancia que mas se aproxima a otros tracks que he visto de la
ruta en internet. En definitiva, excursión que habrá que repetir (con pilas de
repuesto) y más protector solar…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Dejo el recorrido original (el que estaba planeado) <a href="http://www.rutasserranas.net/Senderistas/Madrid/Dehesas-mujer-muerta/Archivos/Track2d.jpg" target="_blank">aquí</a>, gracias a <a href="http://www.rutasserranas.net/Senderistas/Madrid/MadriD.html" style="line-height: 150%;" target="_blank">Rutas serranas</a> y <a href="http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6753407" target="_blank">el track real</a> que hicimos según la app de seguimiento en vivo de <a href="http://www.heidel.com.ar/livetrack/" target="_blank">Claudio</a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<!--EndFragment-->Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-52623834374431979342013-08-09T08:29:00.000-07:002014-05-04T12:17:05.424-07:00"Enamorarse" a los cuarenta (o casi). Crónica de una fractura.<div class="MsoNormal">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguopYuBTP3cY4L9jhqX2Mv2gapxsDWHbK3MBVkCu1FkJv4Lwkz7VtH5ccfqxidZJDyi6F9CXxc_ZWkU8NPj23-pQ9iA_uKCAoONJDhZx6YsvOImjHMy_Fx_cM-UxmNJ_WR-XBCMjtNfooR/s1600/IMG_2228.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguopYuBTP3cY4L9jhqX2Mv2gapxsDWHbK3MBVkCu1FkJv4Lwkz7VtH5ccfqxidZJDyi6F9CXxc_ZWkU8NPj23-pQ9iA_uKCAoONJDhZx6YsvOImjHMy_Fx_cM-UxmNJ_WR-XBCMjtNfooR/s200/IMG_2228.JPG" height="200" width="149" /></a><br />
<br />
<br />
El 13 de abril, entrenando para el Trail de Peñalara de <st1:metricconverter productid="80 km">80 km</st1:metricconverter>, me senté en el mirador de las
Canchas y con la Maliciosa delante como testigo, me prometí dejar de correr por
montaña, de preparar carreras, de usar un cronómetro ni nada que se le
pareciese. Estaba dejando de tener sentido el hecho de ponerme un dorsal. Me llevó
más de quince minutos de lágrimas y silencio el hacerme consciente de todo eso.
Era muy temprano y no había nadie a mi alrededor. Sentía un agotamiento mental
que nunca antes había experimentado. Cuando volví al parking de la Barranca
encontré a una corredora que subía con su perro. “Qué madrugadora” me dijo
sonriendo, “ánimo”. Esto hizo que desapareciera en parte la
desmotivación que tenía en ese momento hacia el trail running. Pensé “no hay
que ser tan drástica, medita y decide en frío después de hablarlo con alguien”.<br />
<br />
<br />
Lo cierto es que los entrenamientos reglados y exigentes que
estaba haciendo para la carrera empezaban a ser incompatibles con mi vida de
profesora, estudiante de doctorado, madre y directora de coro.
Desafortunadamente, y cuando ya mi mente había aceptado hasta el fondo el
desafío de Peñalara, la suerte decidió por mí y el 26 de mayo me rompí el
maleolo del peroné entrenando en La Pedriza. Ya no tenía que tomar ninguna decisión,
al menos de momento. Fin de la función y adiós Trail de Peñalara,
Madrid-Segovia y resto de proyectos durante unos cuantos meses.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSPuGXVhfd8lf6upcX8E8dHsjfx3Ezc3pOsqlFAyF5vX0DtBVdY88kG-eTxNumbWUajbwrKB6QPenxNAjBpD_Ecuq8vdbnSHlLmmFff19k4CfNmO0tWsDNoLolMFDIHSECLOLApVYWwdig/s1600/IMG_2231.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSPuGXVhfd8lf6upcX8E8dHsjfx3Ezc3pOsqlFAyF5vX0DtBVdY88kG-eTxNumbWUajbwrKB6QPenxNAjBpD_Ecuq8vdbnSHlLmmFff19k4CfNmO0tWsDNoLolMFDIHSECLOLApVYWwdig/s200/IMG_2231.JPG" height="149" width="200" /></a>Pasé diez días inmovilizada con una férula hasta que me
escayolaron y me dejaron moverme un poco más, lamentándome y preguntándome por
qué me había pasado esto a mí.</div>
<div class="MsoNormal">
La retirada forzosa te deja mucho tiempo para pensar y eso
casi siempre es bueno. Mirando hacia atrás en el tiempo he analizado como ha
sido el proceso que me ha llevado hasta aquí. No he hecho deporte en mi vida
hasta después de nacer mi segundo hijo. Siete años más tarde, entre cervezas y
risas, unos cuantos decidimos hacer la San Silvestre vallecana (típica
iniciación). Por aquel entonces solo
hacía asfalto y más asfalto. Meses después un amigo me cambiaba la vida (tal
cual lo digo) animándome y acompañándome a entrenar una tarde por Abantos.<br />
<br />
Todavía hoy mi mente utiliza esa sensación de infinita libertad del
primer entrenamiento en la montaña como amuleto para cuando las fuerzas
flaquean y pesan los kilómetros.<br />
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5k744NWke_o6CJWEbU2r5i2EYG-a8kihQuHF8qIP0RHvjDSUjxE5DPVC5qf5N9x-hkjCxzpUo35rVmwPmqnfgCjkcQ15vfA0aM1jQ8d-sv-dxsgBvqELR-kbknb0v6p2m8b-srqe7ru1W/s1600/09052011099.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5k744NWke_o6CJWEbU2r5i2EYG-a8kihQuHF8qIP0RHvjDSUjxE5DPVC5qf5N9x-hkjCxzpUo35rVmwPmqnfgCjkcQ15vfA0aM1jQ8d-sv-dxsgBvqELR-kbknb0v6p2m8b-srqe7ru1W/s320/09052011099.jpg" height="320" width="240" /></a>Sin buscarlo expresamente, las salidas semanales al campo
han ido infiltrándose en mi cotidianeidad hasta no poder prescindir de ellas.
Los caminos, los árboles y los riscos de Guadarrama se me han hecho tan
necesarios como el aire y no me he dado cuenta hasta que he tenido que pasar
muchas semanas alejada de ellos. Cuando me he querido dar cuenta, ese bendito
veneno estaba ya tan dentro que era imposible deshacerse de él.</div>
<div class="MsoNormal">
La montaña y el trail me han posibilitado conocer a personas
con una capacidad de lucha y sacrificio que yo desconocía, demostrándome que
este deporte es bueno para el corazón en todos los sentidos.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A los tres días de quitarme la escayola vi que podía
conducir y subí sola a la Barranca a sentarme en la fuente de Mingo (a un ritmo
extremadamente lento, lo máximo que me permitía mi maltrecho tobillo), para
recuperar parte de las sensaciones que la lejanía me había quitado. Era como
volver a casa. El paseo a cámara lenta te proporciona impresiones diferentes a
las que tienes cuando vas entrenando. Una de las cosas que he aprendido es que es
muy hermoso caminar y observar, sentir la montaña, no sólo usarla como pista de
atletismo, sentarse como parte del paisaje y dejar que sea la naturaleza quien
te invada, invirtiendo la fórmula habitual.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYnXuqZgabJP_JbCIBIX9X1RW0EsW1Eqz3b4VcNj-iFvhL6uKdLFvSS2YsrMVMRn3iOqCITopx-Sxtvm2p_ZpJc_qTe1224cRRlUdOPbQfupjcUzLAroHz6Y0wyorMM8GpLI2ISNHQSQmt/s1600/09052011101.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYnXuqZgabJP_JbCIBIX9X1RW0EsW1Eqz3b4VcNj-iFvhL6uKdLFvSS2YsrMVMRn3iOqCITopx-Sxtvm2p_ZpJc_qTe1224cRRlUdOPbQfupjcUzLAroHz6Y0wyorMM8GpLI2ISNHQSQmt/s320/09052011101.jpg" height="240" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Nos hemos encontrado de manera tardía la montaña y yo en una
relación que se ha vuelto inconmovible. A
causa de la fractura he escuchado muchos comentarios. Hay quien te dice “estaba
claro que te ibas a romper algo, tú nunca has hecho deporte” o “desde que <i>te
ha dado</i> por esto del trail…” A mi no “me ha dado”. Yo reivindico el derecho
a apasionarse por lo que sea, aunque solo te queden tres minutos de vida. Las
pasiones no son menos auténticas por ser más tardías. Con la debida prudencia y
preparación, los límites están donde nosotros los ponemos. <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh32ULEXefG_EXRxXpTnfZdSz_zPTHRcrznpI9cf2zWMEhYb7QNsA2SG-zVmwrHGCJ5yeLwWJDz2fEvLBjeeGEqFuEA7YK65TOfZsRqoPUynr9w0W70mN_btghmOsdPsnndNiKh1wxUzNHK/s1600/12082011185.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh32ULEXefG_EXRxXpTnfZdSz_zPTHRcrznpI9cf2zWMEhYb7QNsA2SG-zVmwrHGCJ5yeLwWJDz2fEvLBjeeGEqFuEA7YK65TOfZsRqoPUynr9w0W70mN_btghmOsdPsnndNiKh1wxUzNHK/s320/12082011185.jpg" height="240" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ahora, a menos de un mes de poder corretear de nuevo por el
monte, recorro en bicicleta los caminos y calas de Cádiz, viendo como una
fractura que en principio me parecía un abismo va quedando poco a poco atrás,
sin secuelas, salvo el miedo, que imagino irá desapareciendo a medida que
vuelva a la sierra. ¿Qué son tres o cuatro meses de parón en el cómputo de toda
una vida?</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El día 29 de junio fui a la meta del TP 80K con mi silla de
ruedas y mi pierna en alto, a animar a quienes hubieran sido mis compañeros de
viaje. Allí saludé al gran Luis Alonso Marcos, que volvía a casa después de
hacer historia ganando la carrera que le faltaba para completar la triple
corona. </div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSQ_GYzgk6ZJz9A7gWD-fFnJGRUEEcIdNgfvquRzr-s61ZDJpUtfvQ9krnLrInmsO5qrklHMawGQHPJ_dGmud9ZwrisCFoxohUQstTvs5vRH3TGICfUIYNNC4BM0OGJcnxxZeY3UmNwWgw/s1600/La+Granja.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSQ_GYzgk6ZJz9A7gWD-fFnJGRUEEcIdNgfvquRzr-s61ZDJpUtfvQ9krnLrInmsO5qrklHMawGQHPJ_dGmud9ZwrisCFoxohUQstTvs5vRH3TGICfUIYNNC4BM0OGJcnxxZeY3UmNwWgw/s1600/La+Granja.jpg" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Felicité a Jorge que por fin veía recompensado su esfuerzo de años, y a
Juan, cuya fortaleza nunca dejará de asombrarme. Me convencí de que si de
verdad me merece la pena ponerme un dorsal no es por el simple hecho de cruzar
la meta, a título individual, sino por sumar tus sueños y tus esfuerzos a la de
otros compañeros corredores, por todos los meses de trabajo que hay detrás y
por la lucha que haces contigo mismo para convencerte de que puedes lograr tu
reto, un reto que está en gran parte, al menos en mi caso, en el camino compartido
que vas haciendo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIz0ibT5lyYonJZppnnd3S0OslUW7IqidvOVW0JDhIbqgUB5_vLil89XD2UbXf9W2ncLvcwko7GTuByL3CqIJEhwIVpkqKKRWdBfbkt5JiasmXtLvTLJL5kSP85GDzuPfB-9EFS3gMFzRD/s1600/alpinismo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIz0ibT5lyYonJZppnnd3S0OslUW7IqidvOVW0JDhIbqgUB5_vLil89XD2UbXf9W2ncLvcwko7GTuByL3CqIJEhwIVpkqKKRWdBfbkt5JiasmXtLvTLJL5kSP85GDzuPfB-9EFS3gMFzRD/s320/alpinismo.jpg" height="320" width="218" /></a></div>
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<i>Gracias a todos los que de una manera u otra me han transmitido
sus ánimos y su energía positiva, especialmente a mis queridos compañeros del KBG,
que me han apoyado incondicionalmente
todo este tiempo.</i><br />
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-70623922224082216542013-05-22T11:47:00.000-07:002013-05-22T11:55:07.877-07:00Alexei Bolotov ha muerto<br />
<img src="http://www.puravidatheridge.com/blog/wp-content/uploads/alexei-bolotov.jpg" /><br />
<br />
<br />
Así de simple suena decirlo. Una arista afilada desgarró la cuerda que lo ataba a la vida. Su amigo y compañero de expedición, <a href="http://www.urubko.blogspot.com.es/">Denis Urubko</a> recogía su cuerpo al día siguiente. En Ekaterinburgo lo esperará su mujer, aquella que nos hizo sonreír a todos los que estábamos un día de noviembre en la Sala Matadero de Madrid, viendo "Pura Vida". Llorosa, se quejaba de lo peligroso que era el alpinismo y del miedo que sentía cada vez que él se marchaba. Cuando volvamos a ver la película, esas palabras nunca más tendrán el mismo sentido, nunca volverán a provocar otra sonrisa.<br />
Sé que todos los que practican este deporte asumen de un modo distinto al resto el hecho de la muerte. Nosotros queremos pensar que los accidentes les pasan a los "turistas" que nunca debieron ir allí, que a ellos, a los expertos, no les pasan estas cosas. Pero no es así. La realidad nos muestra lo contrario y en el fondo no podemos evitar pensar que estas muertes son absurdas.<br />
<br />
La montaña es uno de los lugares donde más cosas puedes aprender. Cosas que nadie te puede enseñar. Una vez arriba contemplas el tiempo de otra forma. Ordenas tu vida y tu espíritu. No hay nada semejante.Son un regalo para quienes se miden con ellas. Una vez que has sentido esto, no podrás deshacerte de su hechizo.<br />
Pienso en las familias de todos los que han dejado allí su vida. Desde su óptica, la de la gente que les quiere, nos hemos de plantear si en la balanza pesa más la vida plena, arriesgada e incomparablemente bella que viven o el dolor de los que se quedan añorándoles para siempre. Seguramente, si estuviera en su lugar, tendría la respuesta.<br />
<br />
D.E.P.Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-70990060361069923652012-11-26T03:38:00.001-08:002012-11-26T04:53:56.940-08:00Montañas de una vida<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxTLF6GXzOSwk_WV4pDlEqC_ZbI7J5gJYinJmzOuOIrWurvhSuffmL5kLrERzMEliPFsFqBJtm8PbzL9XbqtfQwRjsMiJnsIw87AWSWIAo5iWW81zqN1LSGg0vTemrY-CgXDF8_RBJw0bc/s1600/10048048.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxTLF6GXzOSwk_WV4pDlEqC_ZbI7J5gJYinJmzOuOIrWurvhSuffmL5kLrERzMEliPFsFqBJtm8PbzL9XbqtfQwRjsMiJnsIw87AWSWIAo5iWW81zqN1LSGg0vTemrY-CgXDF8_RBJw0bc/s320/10048048.jpg" width="209" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<i>"Las montañas no son más que el reflejo de nuestro espíritu"</i></div>
<br />
Acabo de terminar este relato de un grande: Walter Bonatti. Si hay algo que puedo decir con seguridad de este libro es que es una lección: detrás de las hazañas de alpinismo extremo que narra, encontramos un personaje íntegro, que lucha por elegir su propio camino, un aventurero de verdad, ahora que abunda lo falso y lo comercial.<br />
<br />
A lo largo de sus páginas nos introducimos en un mundo vertical, de hielo, tormentas, vivacs imposibles en un saliente de roca, avalanchas que pasan rozando la vida y te hacen plantearte lo pequeño y lo grande que es el hombre ante una cima.<br />
<br />
Estremecedor es el relato de la tragedia del Pilar Central del Frêney. Cuando vuelve a aquel lugar, tiempo después, encuentra unos clavos: los puso él aquel día fatídico de 1961. Justo ahí empezó a morir uno de sus compañeros. Se agarra a las mismas cornisas donde ellos trataron de aguantar con sus últimas fuerzas, tratando de que la emoción no lo traicione y pueda mantener la cabeza fría. Esos objetos se convierten de repente en reliquias, tesoros que nos acercan a los que ya no están aquí: un clavo de hielo en una pared, a kilómetros de la civilización, en medio de la nada. Qué cosa más simple y más cargada de sentido.<br />
<br />
El relato más humano de todos, aquel en el que el hombre toma conciencia de su dimensión, es en mi opinión, el de la subida invernal a la norte del Cervino en solitario. Al adentrarse en la montaña, al afrontar aquella vía inexplorada hasta ese momento, solo quedan de la civilización las pequeñas señales luminosas que un amigo le hace cada noche desde lejos. En la soledad aterradora de la noche y el hielo habla en voz alta con Zizì, el osito de trapo que la hija de un amigo le ha dado como mascota y que lleva colgado en la mochila.<br />
<br />
<i>"Sé que me estoy moviendo en los límites de lo posible, soy consciente de encontrarme tan fuera del mundo que si pienso en algo vivo, en la normalidad, me embarga la emoción" </i><br />
<br />
Bonatti lanza una bengala blanca y otra verde para indicar que todo va bien. La roja la lleva en la mochila por si decide retirarse. Enseguida se da cuenta de que no va a utilizarla y se deshace de ella. Ya no hay vuelta atrás. Está sólo, con la montaña. En esa bengala roja que cae al vacío sin haber sido utilizada van todas las cosas del mundo que no nos sirven. Seguramente cada uno de nosotros tengamos muchas bengalas rojas que tirar.<br />
<br />
Cuando alcanza la cruz metálica de la cumbre, extenuado, asistimos al momento culminante del libro. Ahí se hace verdad algo que cuenta más adelante el mismo Bonatti, al hablar del alpinismo con medios técnicos: <i>"no debemos olvidar que las grandes montañas tienen el valor del hombre que se mide con ellas. Si no, permanecen como estériles montones de piedras".</i><br />
<i><br /></i>
Leemos estos relatos con fascinación y envidia sana. Pocos de nosotros podríamos o querríamos realmente permitirnos emular a Bonatti, a Herzog, a Kukuczka, con todo lo que implicaría. Cada uno tenemos nuestro particular Annapurna, a veces tan válido como el de ellos. Pero acercarse a estas hazañas a través de la literatura nos hace tener otra perspectiva de la vida: no sólo alimentan nuestros sueños, también nuestro coraje, nuestra fortaleza, y sobre todo, la intención de no rendirse nunca.Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-76228468272832129512012-11-25T01:50:00.000-08:002012-11-25T02:04:23.708-08:00Maratón Divina Pastora. Valencia 18/11/2012Segunda vez que participo en los 42,195 km.<br />
<div>
<br />
<div>
Entrenamiento:</div>
<div>
Poco. Estaba con cierto reposo desde los 100 km de la Madrid-Segovia en septiembre y en periodo de rehabilitación de los metatarsianos que al final me cobraron su peaje.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Expectativas:</div>
<div>
Disfrutar de una ciudad que no conocía. Acabar sin dolor (sin mucho dolor). Hacer un tiempo similar o mejor al de la última y única vez que he corrido esta distancia.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh37wCM6Iy90LeViLAN-4fWb1JJJJCMdugjU10xeHq3_cLLpjn288gSrJe-6PwB_XLgPttHnx1WN-lFFsKJz0Q5eh10J6oXaT2kL2h62AWeblBY3VGvqlaLnoNSiVlTstcVXuqDzLDM2b4C/s1600/IMAG0210.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh37wCM6Iy90LeViLAN-4fWb1JJJJCMdugjU10xeHq3_cLLpjn288gSrJe-6PwB_XLgPttHnx1WN-lFFsKJz0Q5eh10J6oXaT2kL2h62AWeblBY3VGvqlaLnoNSiVlTstcVXuqDzLDM2b4C/s1600/IMAG0210.jpg" height="213" width="320" /></a>En la línea de salida luce el sol. Nos habían pronosticado lluvia y la noche anterior cayó una tormenta de cuidado. Así que estamos todos realmente contentos de librarnos de acabar como sopas. </div>
<div>
Traca inicial en la salida: no podía ser de otro modo estando en Valencia.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Empiezo, como siempre, muy conservadora, pero empiezo a notar molestias musculares enseguida. Parece que a los diez kilómetros, en caliente, la cosa mejora y mi optimismo crece. Crece hasta que miro el reloj y constato, una vez más, que cada día soy más lenta. </div>
<div>
Observo a la gente que me rodea. Cada uno corre con un estilo distinto, algunos no tienen "pinta" de poder acabar un maratón. Si de algo te sirven estas carreras es para echar por tierra multitud de prejuicios: gente con sobrepeso, con pisada asimétrica, personas que parecen arrastrarse desde el primer kilómetro... muchos terminan porque han decidido acabar. A lo largo de esos cuarenta y dos kilómetros se concentra una cantidad infinita de fuerza de voluntad, de espíritu de superación y de fe en uno mismo, más allá de lo externo, de lo superficial. </div>
<div>
El primer individuo que tuvo la idea de poner a un corredor popular su nombre de pila en el dorsal no sabía (o sí) lo que estaba haciendo por nosotros. Oír durante cuatro horas y media tu nombre, junto con palabras de ánimo, cada vez que estás a punto de desfallecer, te da una energía suplementaria que no logra ningún gel de hidratos. Lo cierto es que llego bastante entera al km 21 y pienso: bueno, ya solo queda otro tanto. A partir de ahí y hasta el km 27, hay una recta interminable que se recorre primero en un sentido y luego en otro, aburridísima, sin apenas público. En ese momento me da un bajón anímico y llega el pensamiento fatal "¿por qué no me voy a mi casa?".</div>
<div>
Un poco más adelante pasamos por un túnel subterráneo. Hay música tecno a todo volumen, adapto mi ritmo de carrera al pulso de la música durante unos minutos, parece que pasa la nube y puedo continuar. En el 30 ya noto bastante dolor en la planta del pie derecho, pero me convenzo a mi misma pensando que es normal que te duela algo cuando llevas tantos kilómetros encima. En el 37 paso bajo una cortina de agua. Mucha gente camina ya. Hay un chico en el suelo con un calambre gemelar, al que intentan ayudar sus compañeros. Su gesto de dolor lo dice todo.</div>
<div>
De repente subo el ritmo. Veo que estoy a punto de acabar y me da la sensación de ir sola, por lo estirado que va el pelotón. Estoy en un momento de sufrimiento extremo, literalmente a punto de llorar de agotamiento y dolor, pero el kilómetro final está lleno de público que repite tu nombre. Sabes que en cuestión de minutos todo habrá terminado.</div>
<div>
Un corredor de cierta edad cae desplomado al suelo y en seguida la gente acude en su ayuda. </div>
<div>
En la última curva, a trescientos metros de la meta, veo a mi marido y a mis hijos que me animan. Me emociono mucho, y más aún cuando piso la alfombra azul de la recta final, una plataforma sobre el agua que te hace sentir que flotas y vuelas, todo al mismo tiempo. </div>
<div>
Al cruzar la meta me quedo clavada, casi sin poder caminar, tratando de hacer avanzar a mi cuerpo hacia el avituallamiento. Tu cabeza da órdenes pero nada obedece. Apenas puedo mover el pie derecho. Parece que llevo ahí algo que no es mío, aunque duele y me hace cojear levemente. Viendo tanta gente tirada en el suelo, todavía me siento afortunada. Menos mal que el hotel está al lado, pienso.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Varias cosas he aprendido esta vez:</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<ol>
<li>Esta prueba requiere una fortaleza mental enorme. A diferencia de la montaña, que te alimenta a cada paso, el asfalto lo destruye todo y te da muy poco.</li>
<li>Para mejorar, por poco que sea, hay que trabajar, o sea, entrenar. Y de manera muy global: cada parte del cuerpo cuenta.</li>
<li><b>Casi cualquiera</b> puede acabar un maratón. Ni siquiera te hace falta estar en una forma increíble, tener buenos genes o entrenar setenta kilómetros por semana: "sólo" te hace falta un buen motivo, un excelente motivo que puedas repetirte durante cuatro o cinco horas seguidas.</li>
</ol>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis-B2RVL3mHpWBg8kDZr_sahtYQrwhQvClEGrOIEkaxOlOOb9Iql2lVokopEVSACOC8581kGde-ggPW2n8PchGfEBbmH-cy_s9BMTu4cXmIBJUBUx4YiGaVc7JdHvSYkfG7Bccxaelpznr/s1600/IMAG0211.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis-B2RVL3mHpWBg8kDZr_sahtYQrwhQvClEGrOIEkaxOlOOb9Iql2lVokopEVSACOC8581kGde-ggPW2n8PchGfEBbmH-cy_s9BMTu4cXmIBJUBUx4YiGaVc7JdHvSYkfG7Bccxaelpznr/s1600/IMAG0211.jpg" height="200" width="133" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div>
<br /></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-47397907045115991262012-09-24T06:29:00.002-07:002012-09-24T11:24:22.804-07:00100 km. Madrid-SegoviaCuando me inscribí en esta carrera, lo hice con las dudas de quien no ha hecho nunca cien kilómetros. El objetivo no podía ser otro que llegar. La misma mañana de la carrera se empezaron a cruzar en mi cabeza todo tipo de inseguridades: ¿por qué me he apuntado? Esto es una locura. No voy a poder. En la línea de meta había caras de preocupación. Hablas con amigos que ya han pasado esa experiencia. Te cuentan que hay que dosificarse, alimentarse a conciencia, subir andando-bajar trotando, usar la cabeza... Que cuando llegas a meta lo único que quieres es que alguien te felicite y te abrace.<br />
<br />
Los primeros treinta kilómetros se pasan bien. Todavía no aprieta el calor. Los nervios iniciales han pasado: hay que ser muy precavido para no lanzarse y reservar energía para los momentos más duros. Vamos en grupo, hablando y compartiendo nuestras sensaciones. A medida que la carrera avanza los silencios son más largos. Cada uno se concentra en su propio caminar, aunque nos esforzamos por no parecer barcos a la deriva; en estos momentos, cuando animas a quien va a tu lado, en el fondo no dejas de animarte a tí mismo. <br />
<br />
Al recordar ahora retrospectivamente todo el recorrido, me vienen multitud de detalles: las niñas con la camiseta del Tierra Trágame, desgañitándose para animarme cada vez que las vi en varios puntos de la carrera, el señor de más de sesenta años que había hecho veinte carreras de cien kilómetros, junto al que caminé un buen rato, los voluntarios, amables y cercanos en todo momento, el calor del mediodía, que fue lo único que me hizo dudar por un momento de mis posibilidades de acabar, la puesta de sol preciosa, desde lo alto, viendo la civilización a lo lejos y las dos torres bajo las cuales habíamos comenzado a correr hacía ya muchas horas...<br />
<br />
En una carrera de más de cuarenta kilómetros, cuyo resultado para un corredor popular escapa a lo predecible por la cantidad de factores que entran en juego, hay un momento en el que sabes que vas a llegar. Es una certeza que va más allá del simple "deseo" de llegar que tienes en el arco de salida. Este cambio que se opera en la mente, desde el "ojalá acabe la carrera" hasta el "sé que voy a acabar", a mi me sucedió en el kilómetro cincuenta y cuatro. Esta certidumbre me hizo olvidar durante muchos minutos, que cuando has decidido ser equipo, lo más importante es evaluar el sufrimiento de quienes te acompañan y actuar en consecuencia. Pensar que parar no es una derrota, sino una concesión momentánea, porque como bien decía el lema del maratón de Nueva York "<i>the race ends, the road never does</i>". En cualquier caso, ahora ya no podemos pensar en otra cosa más que en lo sucedido. No se puede dar marcha atrás al tiempo, pero tengo claro que si algo desvirtúa la sensación de plenitud que me puede haber dejado esta carrera es la constatación del dolor ajeno y la posibilidad de que ese dolor no compense la victoria.<br />
<br />
Cuando te quedan veinticinco kilómetros para la meta, ya da todo igual. Tu cuerpo se mueve como el de un autómata y se acostumbra al dolor de cada paso. Sólo funcionan los mecanismos mentales rutinarios: contar, canturrear. Desaparece cualquier pensamiento creativo, cualquier posibilidad de inspiración. Bajando desde la Fuenfría pedí a mi cuerpo un último esfuerzo para trotar, para "dejarme caer" hasta la Cruz de la Gallega. Al menos ahí ya vería las luces de Segovia, pero sentí que el trote que podía acometer era poco efectivo en cuanto a ganancia de tiempo y costoso muscularmente: en resumen, no resultaba rentable. Dos corredores que habían parado conmigo en el alto del puerto me pasaron corriendo. Doscientos metros antes del siguiente avituallamiento estaban desfondados y volvieron a andar. Les dejé atrás de nuevo. Ahí me di cuenta de que da igual correr o andar: hay que AVANZAR SIN PAUSA Es la clave para llegar.<br />
<br />
Poco después el cansancio hacía que se me cerrasen los ojos y decidí tomarme un gel con cafeína para no dormirme de pie. Oía que me llamaban, pero no era nadie. Veía sombras entre los árboles, fantasmas desdibujados que acompañaban a los cientos de zombis que aún estábamos ahí, con un mismo objetivo: llegar, llegar de una vez. Hacía tiempo que se había acabado la batería de mi Garmin. No sabía la hora ni donde estaba. No quería hablar con nadie ni escuchar ninguna conversación. Los diálogos se limitaban a la información de los kilómetros que quedaban hasta el final, en una cuenta atrás llena de agonía para muchos. En medio de la noche, los frontales de quienes todavía estaban en la montaña formaban una hilera de luz, como un gusano gigante que desciendese desde lo alto hacia la ciudad. La imagen era impactante.<br />
<br />
A un kilómetro de la meta de repente se esfumó el dolor. Aparece alguien que no conoces, que vuelve a su casa a las cuatro de la mañana, en una calle solitaria de Segovia. Te anima por tu nombre, escrito en el dorsal. Oyes decir "vamos, valiente, la meta está ahí abajo, ya has llegado". Mi cuerpo quería correr, volar, sabiendo que era el último esfuerzo, que daba lo mismo llegar sin aliento, porque ahí, a cuatro minutos estaba el final. Corrí cuanto pude, cuesta abajo, dejando atrás a mis compañeros, en un gesto que seguramente era insolidario. Pero mi cabeza se rindió en ese momento, lo lógico y lo ético dejaron de existir. Crucé la meta oyendo aplausos, sin sensación de cansancio. Sin sensación, en realidad, porque ya no sientes tu cuerpo.<br />
<br />
Y vi que era cierto, que lo único que necesitas cuando acabas una carrera de cien kilómetros es que alguien te felicite y te de un abrazo.<br />
<br />
<br />
Gracias a Juan A. por tu valor, a Juan, por tu fortaleza, a Jorge, por tu aparición providencial, a Raúl por tu generosidad, a Ana, Manu, Belén, Rita, Ainhoa, Alberto, Diego, Yolanda, Emilio, Pedro, Eduardo, Juan Carlos, por vuestros ánimos y vuestras presencias reales y virtuales, a Claudio por creer y esperar.Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-77108837068172547162012-09-19T03:27:00.003-07:002012-09-19T03:27:51.779-07:00De qué hablo cuando hablo de ultrafondo<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Mientras
trotábamos por Boadilla hace unos días, unos amigos corredores y yo veníamos
hablando de las cosas que te dice la gente cuando averiguan que vas a hacer una
prueba de 100 km, o que te gusta entrenar por montaña haciendo tiradas largas,
de más de 30 o 40 kilómetros. Nadie te
dice nada cuando corres 45 minutos o una hora por un parque, al lado de tu
casa. Eso entra dentro de lo normal. Ir a <i>Fitness</i>,
<i>Body Pump</i>, <i>Body training</i> o cualquier otro <i>Body</i>
de moda en los gimnasios, también. Lo otro forma parte de una especie de locura
de la que eres acusado sistemáticamente bajo diversas formas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Este sería, en
resumen, el <b>ACUSARIO</b> que unos y
otros corredores de fondo escuchamos a menudo:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Estás loco, se te ha ido la pinza</span></b><span lang="ES">: acusación de lo más normal, insulsa. La verdadera locura es </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">levantarse todos los días a la misma hora, hacer un trabajo que no te gusta,
llegar muerto a casa a dormir, para volver a empezar al día siguiente y todo
porque al final de mes, si no pagas la hipoteca, el banco te quita la casa
donde vives. Eso es locura. El mundo es un manicomio, en realidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Estás paranoico</span></b><span lang="ES">: esta es curiosa Si consideramos que corres
porque te sientes perseguido, es bastante certero, la verdad. Pero creo que no
es el caso de ninguno de los que conozco y entrenan conmigo. La Wikipedia hace
referencia a un componente de</span><span lang="ES" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"> “<i>acusado<span class="apple-converted-space"> </span></i></span><i><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Narcisismo" title="Narcisismo"><span lang="ES" style="background: white; color: windowtext; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; text-decoration: none; text-underline: none;">narcisismo</span></a></i><i><span lang="ES">,</span></i><i><span lang="ES" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"> en individuos que se han visto expuestos a serias</span>
<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Frustraci%C3%B3n" title="Frustración"><span lang="ES" style="background: white; color: windowtext; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; text-decoration: none; text-underline: none;">frustraciones</span></a></i><i><span lang="ES" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">, hallándose
consecuentemente dotados de una baja<span class="apple-converted-space"> </span></span><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Autoestima" title="Autoestima"><span lang="ES" style="background: white; color: windowtext; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; text-decoration: none; text-underline: none;">autoestima</span></a></i><span lang="ES">”<span lang="ES" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">.</span> Si tienes eso
tan complicado en la cabeza, yo creo que no se te mueven ni las piernas...<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Eso que haces de correr es una huida de tus
problemas</span></b><span lang="ES">: ¡pero si no
tengo problemas! Bueno, los problemas los tengo cuando no salgo a correr, por
no liberar energía y sentirme como un
león enjaulado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Estás recuperando una infancia o adolescencia que
no viviste</span></b><span lang="ES">: ¿conocéis a
algún chaval de 12 años que entrene larga distancia?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Te vas a estropear las articulaciones: </span></b><span lang="ES">este me hace gracia, sobre todo cuando me
lo dice un compañero con sobrepeso y el colesterol por las nubes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Nosotros, por
nuestra parte también tenemos un <b>EXCUSARIO</b>,
para quitarnos de en medio las críticas cuando nos conviene:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Corro para estar en forma</span></b><span lang="ES">: falso, ¿quién dijo que era “sano” correr un
maratón?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Hay crisis y hay que hacer deporte. Al fin y al
cabo correr sale muy barato, solo necesitas unas zapatillas</span></b><span lang="ES">: falso, falsísimo. ¿Qué zapatillas? ¿<i>trail</i>, asfalto, las de pista para hacer
series? ¿con Gore Tex para el invierno? Todos tenemos varios pares. Las camisetas
técnicas, mejor. El algodón se empapa ¿Y el pulsómetro con GPS? Es útil. La
banda para el teléfono, la Camelbak, el cinturón de hidratación ¿Y qué me decís
de esos cortavientos que caben en un puño cerrado? ¿O el frontal? Es que en
invierno anochece muy pronto. ¿Las barritas o el gel de esa marca que nos gusta
tanto?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">“Ligar”</span></b><span lang="ES">. La imagen del <i>glamour</i>: un
grupito en mallas, sudando y con cara de tener reventado el hígado...
sinceramente, no. Bueno, a lo mejor a alguien le ha funcionado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Espíritu competitivo: </span></b><span lang="ES">muy discutible. La mayoría de la gente que conozco
(salvo alguna excepción) compite consigo mismo y no sólo en cuestiones tan
triviales como bajar de tiempo. Adquirir más técnica, disfrutar de la carrera,
explorar senderos nuevos... todo eso entra dentro de una idea de superación que
trasciende el cronómetro (sobre todo para mi, que soy lenta, lenta).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Leí hace poco en
un blog que la larga distancia no se busca, te encuentra ella a ti. Y creo que
es totalmente cierto. Exigir al cuerpo los esfuerzos enormes que esto conlleva
necesita de la participación de la mente en un porcentaje que a muchos
sorprendería. Cuántos corredores coinciden en decir que es tu cabeza la que
acaba un maratón o una prueba de ultrafondo. En esa lucha contra uno mismo,
contra la parte de ti que quiere parar y volver a casa, se ponen en juego
muchas cosas. No he conocido una actividad que suponga más introspección y
autoconocimiento que la carrera de larga distancia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Entrenar la mente
para dominar tu cuerpo: lo que realmente “engancha” es la sensación de poder
que experimentas sobre ti mismo, creerte capaz de superar no sólo esa carrera,
sino los obstáculos que va a ponerte la vida, saber que puedes sacar partido
del sufrimiento máximo, cuando cada pisada es dolor, cuando la palabra NO
desaparece de tu mente y ni siquiera es una opción. Al llegar a ese punto solo
queda de ti lo esencial, tu “yo” más sincero. Lo de fuera ya no importa. El “mundo
real” con sus idas y venidas, los problemas, las discusiones... se ve
empequeñecido ante una actividad que en el fondo tiene dimensiones épicas,
aunque muchos piensen eso: que estamos locos, que es absurdo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Cuando leía este
verano el relato de Herzog conquistando el Annapurna, me estremecí ante las
penalidades extremas que cuenta en el descenso de esa cumbre mítica. Después de
aquello nada volvió a ser igual en su vida. Por eso concluye que el alpinismo
es una forma de expresión. Yo también lo creo. Y por eso mismo creo que para quienes
nos planteamos correr cien kilómetros, también el ultrafondo es nuestra forma
de expresión. Va más allá de un simple deporte y se convierte en un modo de ver
la vida, que si de algo te sirve, entre otros aspectos, es para perder el miedo
a muchas cosas, para buscar tu ballena blanca, que diría Melville, a pesar de
que nunca la encontremos. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Para decirte cada mañana, día a día, cuando te despiertas: “voy
a poder”.<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-1418907473922370550.post-67055700370888066182012-04-23T04:16:00.000-07:002012-05-28T07:14:06.854-07:00Maratón Madrid 2012<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Qué mejor manera
de inaugurar un blog que con la crónica de mi primera maratón urbana. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Tras dejar la
bolsa en el ropero, me voy a la línea de salida en Colón. Según el sistema de cajones me ha tocado con liebres más rápidas que yo.
Pido irme a uno más lento y me dicen que me quede aquí, que “total...” Bueno, a
mi no me gusta entorpecer a los demás corredores, pero ahí no parece haber
mucho control desde el cajón 3 hacia atrás. Me rodea mucha gente que ha venido
en grupo: bromean, se hacen fotos... Otros hablan con algún familiar, minutos antes
de la salida y a través de la valla que separa a la gente normal de “esos locos
que corren”. Un tipo lleva una camiseta dibujada por sus hijos, con su
particular visión de “el muro”: un señor despanzurrado contra una pared tres
veces más alta que él. “Este niño ha captado la esencia”, pienso sonriendo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Otro comenta: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
<span lang="ES">-<span style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 7pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span><span lang="ES">Yo lo
que quiero es salir vivo de la Casa de Campo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
<span lang="ES">-<span style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 7pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span><span lang="ES">Eso
queremos todos- le respondo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Me encuentro con
Antonio “El Tragamillas”. Me dice que no sabe si esta vez va a terminar, que ya
ha corrido unas 60 maratones y le duele un poco el cuerpo. (Luego vi que acabó
en poco más de cuatro horas) Nos deseamos suerte y comienza la carrera. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En el móvil he
metido canciones que, según lo previsto, deberían durarme hasta cruzar meta. Se
han autocolocado por orden alfabético así que empieza sonando Akon. Con un
trote suave y la brigada paracaidista delante de mí, voy “calentando” motores
hasta el Bernabeu. Allí se separan los destinos de los maratonianos y la carrera
de 10 km. Estos últimos nos aplauden: “Vamos valientes, a por ello”, nos gritan.
El año pasado yo estaba de ese lado aplaudiendo a los maratonianos. Ahí es
cuando decidí estar en los 42 km hoy. Me empiezo a emocionar y pienso: “hala,
niña, las lágrimas para la meta, que te quedan 38 km todavía”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Escucho <i>Born to run</i>, por la zona de Chamartín;
de repente un italiano que corre en grupo se pega una torta monumental delante
de mí. “Acordonamos” la zona entre tres o cuatro y le ayudamos a levantarse.
Continúa como si nada, maldiciendo en su idioma a su propia torpeza. Yo no digo
nada, claro, me caí igual en la última San Silvestre. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Sé que voy entre
los globos de 4:00 horas y 4:15 y me siento fenomenal. En la fuente de los
Delfines suena Chet Baker, luego Ella Fitgerald; me arropan con su voz cálida y tan familiar
para mí. Llevo 12 kilómetros fresca como una lechuga, disfrutando de la
carrera. La zona de Guzmán el Bueno se estrecha bastante y aparece la primera
ambulancia llevándose a alguien. Casi nos hace saltarnos la alfombrilla de
control. En Alberto Aguilera (km. 16) de repente me desoriento, como si no
conociera la calle, pero al llegar a Fuencarral, con la Gran Vía a la vista
empiezan otra vez los pensamientos positivos: la primera vez que corrí en
montaña y la sensación de grandeza y pequeñez mezcladas que sentí al subir a lo
más alto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Después viene uno
de los momentos más bonitos de la carrera: Gran Vía, Preciados, la Puerta del Sol
y la calle Mayor. Todo atestado de gente animando y con el pelotón tan estirado
que parece que te animan a ti sola. La inyección de moral es increíble. De ahí
al final de Ferraz se me pasa volando. Hago la media en menos tiempo que la
carrera de hace quince días.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En la acera, el Samur atiende a alguien. Me tomo media
barrita de frutos rojos: dos centímetros cúbicos de comida que me saben al pastel
más delicioso del mundo. En toda la carrera voy alternando el agua que nos dan
cada 5 km con mi isotónico, con lo cual bebo un sorbo cada 2,5 km. La avenida
de Valladolid se hace interminable y al girar hacia la Casa de Campo oigo mi
nombre: Juan y su familia, animando. De repente tengo alas en los pies, aunque
me duran hasta el final del primer repecho de ese infierno que es la zona del
lago. Ya no hay público. Solo somos gente arrastrando los pies y pasando uno de
los momentos más duros de la carrera, en mi opinión, los km que van desde el 27
al 32. En medio de esta “noche de los muertos vivientes” empiezo a pensar en mi
padre y en qué diría si hubiera podido verme aquí, intentando acabar un maratón. La casualidad hace que empiece a
sonar <i>Angel</i> de Robbie Wiliiams y se
me hace un nudo en la garganta que corta mi ritmo de respiración. Un chico me
pregunta si estoy bien. Empiezo a pensar en otras cosas para salir de ese bache
y comienzo a respirar con normalidad de nuevo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Un poco más adelante se me pegan
los globos de 4.30 y aunque se me escapan, yo ya sé que voy a hacer ese tiempo neto.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En la Avenida de
Portugal me vuelvo a meter bajo una cortina de agua mientras suena <i>The End</i>, de los Doors. Muy apropiado,
pienso. En ese momento, esta psicodelia se parece a la sensación de irrealidad que
tengo encima, donde no quiero pensar en las plantas de los pies ni en mis
tobillos para olvidarme de que existe el dolor y que lo llevo puesto hace rato.
Mis cuádriceps y tendones rotulianos parecen estar contentos, entre el
antiinflamatorio que me tomé en el km. 20 y las toneladas de Reflex que me han
ido facilitando los patinadores. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En el km 37 la
mayoría de mis compañeros de carrera va andando. Yo me he propuesto correr
hasta el final. No quiero parar. “Deja que tire tu cabeza, tienes que ser muy
fuerte ahora” me dice una chica con la que me he encontrado 3 veces. Subo Alfonso
XII, que a estas alturas me parece una etapa de montaña del Tour de Francia.
Entro en el Retiro intentando esprintar. “A darlo todo”, me digo. “No te quedes
con nada”. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Cruzo la meta con los brazos en alto y lágrimas en los ojos. Me acuerdo
de las palabras de Kilian Jornet cuando, muchas horas después de él, ve al grueso de carrera del UTMB entrar
en meta y emocionarse. “Qué <i>cabrones</i>, -dice- ellos sí
que han ganado”. Pues eso, Kilian: yo también he ganado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Gracias a todos
los que han puesto su granito de arena para hacerme sentir que podía cumplir
este reto personal.<o:p></o:p></span></div>Unknownnoreply@blogger.com