miércoles, 22 de mayo de 2013

Alexei Bolotov ha muerto





Así de simple suena decirlo. Una arista afilada desgarró la cuerda que lo ataba a la vida. Su amigo y compañero de expedición, Denis Urubko recogía su cuerpo al día siguiente. En Ekaterinburgo lo esperará su mujer, aquella que nos hizo sonreír a todos los que estábamos un día de noviembre en la Sala Matadero de Madrid, viendo "Pura Vida". Llorosa, se quejaba de lo peligroso que era el alpinismo y del miedo que sentía cada vez que él se marchaba. Cuando volvamos a ver la película, esas palabras nunca más tendrán el mismo sentido, nunca volverán a provocar otra sonrisa.
Sé que todos los que practican este deporte asumen de un modo distinto al resto el hecho de la muerte. Nosotros queremos pensar que los accidentes les pasan a los "turistas" que nunca debieron ir allí, que a ellos, a los expertos, no les pasan estas cosas. Pero no es así. La realidad nos muestra lo contrario y en el fondo no podemos evitar pensar que estas muertes son absurdas.

La montaña es uno de los lugares donde más cosas puedes aprender. Cosas que nadie te puede enseñar. Una vez arriba contemplas el tiempo de otra forma. Ordenas tu vida y tu espíritu. No hay nada semejante.Son un regalo para quienes se miden con ellas. Una vez que has sentido esto, no podrás deshacerte de su hechizo.
Pienso en las familias de todos los que han dejado allí su vida. Desde su óptica, la de la gente que les quiere, nos hemos de plantear si en la balanza pesa más la vida plena, arriesgada e incomparablemente bella que viven o el dolor de los que se quedan añorándoles para siempre. Seguramente, si estuviera en su lugar, tendría la respuesta.

D.E.P.